Y un día, ocurrió

¡Buenos días!

¿A nadie le ha pasado nunca que espera con ansia encontrar la solución a un problema X... y pasa un tiempo interminable... y un buen día, cuando parece que ya te has rendido, la solución aparece de improviso?

Pues es lo que me ha pasado a mí con uno que me estaba volviendo del revés.

Ya me estaba dando por vencida, me estaba dejando llevar por el desasosiego... cuando me un milagro me ha puesto la solución delante.

Puestas así las cosas, el tema en cuestión ha pasado a la historia favorablemente de modo que puedo seguir adelante sin problemas añadidos.

Hace poco alguien me ha comentado que la situación de un proyecto que tenía en mente era caótica. Como buena amiga, le pregunto a la persona en cuestión qué ocurría, que si podía ayudar en algo. Esa persona me dice, con sorpresa, que sí, que de hecho soy la indicada para hacerlo. Y así ocurrió.

Todo fue bien.

El proyecto en cuestión estaba atascado por una nimiedad que se solventó sin problemas a las primeras de cambio y los que tuvieron la idea lo sacaron adelante sin contrariedades. Ahora bien. El mínimo reconocimiento que esta que escribe esperaba por parte de ellos nunca llegó. Fueron promocionados, consiguieron puestos mejores y sus bolsillos se vieron recompensados... mientras yo aumentaba las filas del INEM sin contemplaciones. 

Desde entonces, esta escritora en ciernes ha madurado y ha fortalecido algunas facetas de su carácter (otras todavía deberán pulirse poco a poco conforme avance el tiempo) y ya no es aquella niña que se dejó embaucar por personas sin escrúpulos que la retiraron la palabra en cuanto consiguieron sus fines. Hoy, esa niña se ha hecho escritora aficionada y, de cuando en cuando, la musa en cuestión le acaricia una mejilla e ilumina su mente para que, en un momento dado, sus dedos corran sobre el teclado dando forma a frases de tal modo que el texto final sea mucho más cómodo y hasta agradable de leer.
Quiero hacer constar que no tienen nada que ver con el proyecto al que se refiere el presente artículo
El proyecto de aquellas personas llegó a buen puerto, sí. Y luego surgieron otros proyectos del mismo grupo de personas, que nunca finalizaron porque faltaba una pequeña tuerca en el engranaje. No quiero  decir con esto que sea imprescindible ¡ni mucho menos! Simplemente lo que reivindico aquí es la justicia debida para todos aquellos seres pensantes que en algún momento dado de sus vidas  han tenido una buena idea y otros se la han apropiado sin escrúpulos.

Ya lo dice el refrán: Al César, lo que es del César. No vaya a ser que les pase como a ese grupo de gente  que se aprovechó en su día de una joven. Hoy yo estoy trabajando y ellos están en el paro. A eso se le llama justicia poética.

Un saludo. 

0 comentarios: